Las 5 lecciones del 2024 que dejó la gestión de riesgos de mercado

Autor: NetGO Financial Risk Management
Fecha: Enero 2025

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El cambio de año invita a revisar lo ocurrido para tomar debida nota de lo que se hizo bien y de lo que no salió como se esperaba a fin de planificar lo que viene.

El 2024 nos dejó muchos aprendizajes en materia de gestión de riesgos de mercado que deberían tenerse en cuenta para este 2025 que se vislumbra desafiante. A continuación, compartimos cinco de los principales:

1) Los mercados muestran que los escenarios de baja probabilidad de ocurrencia son cada día más recurrentes

Por eso es cada vez más relevante mapear los riesgos a los cuales está expuesta la empresa y cuantificarlos en función de la volatilidad de las monedas y de los commodities. Esto ayuda mucho a entender cuánto riesgo se puede tomar.

Resulta importante saber que existen instrumentos derivados para gestionar cada uno de los riesgos a los que se enfrenta la empresa, y proteger tanto margen como flujo, si así se lo define.

2) Es muy baja la capacidad predictiva que se puede tener respecto a cómo se moverá una variable clave en la economía como el dólar

A modo de ejemplo, entre el 23 y el 24 de octubre de 2024, operadores financieros fueron consultados por el Banco Central de Chile acerca de a cuánto estimaban que estaría el dólar en 28 días más. La mediana de las respuestas fue CLP$ 920. Pero para entonces superó los CLP$ 961.

Una diferencia tan grande entre la expectativa y la realidad, en este caso de CLP$ 41, se encontró en varias ocasiones durante el año. Esto da cuenta de la volatilidad existente, de las dificultades de predecir la evolución del dólar y de la importancia de contar con una adecuada política de gestión de riesgo cambiario, que ponga a la empresa a resguardo de estas variaciones.

Cada vez más relevante mapear los riesgos a los cuales está expuesta la empresa y cuantificarlos en función de la volatilidad de las monedas y de los commodities. Esto ayuda mucho a entender cuánto riesgo se puede tomar"

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3) ¿Pronosticador o gestor de riesgos?

Uno de los miembros de la FED decía que su rol no era pronosticar el futuro sino gestionar los riesgos. Y esto aplica muy bien a lo que es la gestión del riesgo cambiario. Muchas empresas basan su estrategia en pronosticar el dólar, mientras que otras lo hacen como gestoras del riesgo cambiario.

Estas últimos son las que tienen un marco de acción claro, no basan su estrategia en su capacidad predictiva, sino que buscan asegurar su margen frente a un escenario futuro que es incierto. Para ello cuentan con un marco de acción claro, tienen gente capacitada y la dotan de herramientas tecnológicas para cumplir su misión.

La diferencia es clara respecto del pronosticador, que es especulativo, tiene mirada de corto plazo y su margen de error es muy grande.

4) Malas experiencias haciendo derivados

Algunas empresas deciden no contar con una política de cobertura porque tuvieron “malas experiencias tomando forwards”, por ejemplo. Se refieren a que vendieron divisas a un valor mucho más bajo de lo que podrían haberlas vendido si no hacían o nada, o compraron más alto de lo que lo hubieran hecho sin la política.

Pero ese es un error, porque se están comparando con un escenario equivocado. En verdad deberían pensar antes de implementar una estrategia de cobertura si el margen de la empresa o el EBITDA pueden soportar la volatilidad de la moneda funcional que utiliza la compañía (por ejemplo, el peso chileno).

En otros términos, se debe conocer cuán material es el potencial impacto de la volatilidad en el EBITDA de la empresa. Si este es muy alto, está obligada a gestionarlo. Luego se verá cómo hacerlo. Pero quienes abandonan la estrategia de cobertura porque la definen como una mala experiencia es porque no hicieron las cosas debidamente.

Otra cosa es que uno defina no hacer cobertura porque el impacto no es material en su EBITDA, entonces es un riesgo asumible.

5) Se pueden cubrir flujos esperados sin generar volatilidad en el estado de resultados.

Existen empresas con moneda funcional peso chileno, pero cuyo objeto de cobertura es un porcentaje de los flujos de pagos en dólares proyectados para los próximos 12 meses.

El problema es que la exposición de balance que refleja su contabilidad no es igual al objeto de cobertura sobre el que actúa el CFO. Es decir, cubre flujos esperados que no están necesariamente contabilizados aún. Como consecuencia, la compensación del derivado no guarda relación con la diferencia de cambio, lo que genera problemas para explicar los beneficios de la estrategia de cobertura al directorio.

La parte buena es que hay solución, y consiste en modificar la forma de contabilizar los derivados implementando Hedge Accounting. De esa manera, se mantiene en patrimonio el mark to market del derivado y solo se pasa a resultados las compensaciones realizadas. Ese cambio permite a la empresa llevar a cabo la estrategia de cubrir flujos esperados, sin generar volatilidad en el estado de resultados por el mark to market de los derivados.

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